🌙💛 Cuando entendí que no todas las rutinas vuelven
Hay recuerdos que regresan como fragmentos de una película que yo misma grabé sin saber que un día tendría que verla en retrospectiva. No aparecen con nostalgia forzada ni con lágrimas. Solo llegan, como llegan las cosas que siempre estuvieron ahí pero que yo no sabía interpretar.
Lo primero que vuelve es él en la cocina. Nunca fui buena para madrugar, pero él sí. Se despertaba antes y preparaba ese omelet que, sin darnos cuenta, se volvió una tradición. Su forma de cocinar era afecto en movimiento: un ritual sin firma, pero inconfundible.
Yo me sentaba a comer, a veces sin ganas de hablar, y él tampoco esperaba conversación. Bastaba con que yo estuviera allí.
Así funcionábamos: él hacía, yo observaba. Él ofrecía, yo aceptaba. Sin discursos, sin gestos grandes. Solo la vida en su forma más silenciosa, la que una tarda en comprender porque nunca se siente urgente… hasta que ya no está.
✨ No me faltó amor, me faltó conciencia. Y la conciencia llega cuando ya no hay rutina que la distraiga.
Comentarios
Publicar un comentario